«La muerte no existe en mi cabeza»

24 febrero, 2009 § 7 comentarios

Toco tema grotesco sin querer generar depresión ;)

A veces una tiene fobias estúpidas. Miedos que no aportan ni un ápice de cosa positiva. Esos temores, hay que extirparlos con sacacorchos.

Unos temen salir de casa. Conozco gente que no se atreve a pisar la calzada, cruzar en rojo  una calle estrecha y desierta, caerse croqueta por una pendiente del 7%, saltar ola de medio metro. Otros tiemblan si visitan países lejanos o tercermundistas. Temen pisar por donde no han pisado, comer lo que jamás han probado y bañarse donde nunca lo han hecho. A muchos les da miedo conducir, saltar en parapente o bucear en el mar junto a peces, ballenas y tiburones de media altura. Temen montar a caballo por miedo a caer, bajar una pista esquiando, acampar en plena sabana y dormir mecida por el rugir de leones y el chapoteo de los hipos. De todo lo que te ofrece la vida, la mitad de la gente no se atreve a hacerlo.

Yo, ni pío de todo eso. Pero los que bien me conocen saben que sólo una cosa me espanta y me vuelve majara. Y es el miedo a morir. El ‘no ser’, el negro infinito. Ya sé que esta fobia no casa con mi manera de ser pero he gastado muchos cigarrillos y botellas de vino para encontrar argumento que me calme. Y en el proceso he acabado contagiando este inútil pánico a muchos.

El otro día, sin embargo, una buena amiga mía gastó parte del mítico trayecto urbe-montaña para exponer su contraargumento copiosamente pragmático, -en su línea-. Decía algo así como ‘pensar en la muerte no te lleva a ningún lado, no te aporta nada positivo con lo que deja de hablar de ella y de quejarte. La muerte no existe en mi mente.»

Las frases más sencillas son, a veces, las que calan más hondo.



§ 7 respuestas a «La muerte no existe en mi cabeza»

  • Javier dice:

    ¿Cómo te puede dar miedo algo que no «es»? Lo hemos hablado 1000 veces y lo volveremos hablar otras 1000 pero solo acompañados de vino (sin tabaco).
    Si algo tengo claro en esta vida, es que hemos nacido para morir. A eso si estamos predestinados, a lo otro no. La cuestión es ¿Hasta que punto somos libres sabiendo que moriremos algún día?
    Creo que si tienes miedo a la muerte es porque no estás segura de lo que puede haber después. Yo como se que no hay nada y una vez muerto no me voy a enterar de nada vivo tranquilo.
    Ay si la fe se pudiera comprar… ya estarías ahorrando como una loca, eh?
    mushus!

  • jelen dice:

    ¿Por qué reflexionamos? Por dos razones, en mi opinión: o bien pensar te hace evolucionar, tomar mejores decisiones, o bien el mero hecho de pensar te da placer. ¿Te lleva a algún sitio pensar en la muerte? No. ¿Te da placer? No, te da terror. Pues si no evolucionas y no disfrutas, no pienses en ella.
    Y si no está en mi mente, mi muerte no existe.

  • He aquí mi buena amiga Jelen y su pragmatismo: «Si no está en mi mente, mi muerte no existe.» Sencillamente, genial.

  • Mercedes dice:

    Bien voy a aportar mi granito de arena para ayudarte en este tema aunque todo lo que te digamos no sirve, te lo digo por experiencia porque a mi era un tema que me producia una gran ansiedad y digo era porque la naturaleza es sabia y verás como lo que ahora te produce terror al llegar a cierta edad te produce indiferencia y mas tarde lo desearás. Mi consejo, el que te dió esa buena amiga, NO PIENSES, cuándo te venga a la cabeza destierralo y creeme el tiempo juega a tu favor. Ah! otra cosa, esto es sintoma de que eres muy muy feliz y eso siempre es bueno.

    Besotes gordos

  • Vaya! en su día dejé mi pequeña aportación pero no se guardó. La distancia…a veces hace el olvido.

    Te entiendo muy bien hermanita mia. Pero hay algo positivo en todo esto y es que la muerte no es un miedo de este mundo. Es alguien que aparece en una fiesta a la que nadie le ha invitado. No le invites.
    No es un miedo en vida. No nos impide latir a cien por hora cuando nos lanzamos en paracaídas, o jugar a ser peces o volar a mundos lejanos en un pájaro mecánico.

    El miedo tendremos que afrontarlo cuando ya no podamos ser conscientes de que lo hemos hecho.
    Aún así … te entiendo hermanita.

    I.

  • Jorge dice:

    Marta, admiro la sinceridad con la que compartes tus miedos. Quiero contagiarme de tu sencillez, virtud que en mi particular parqué cotiza siempre a la alza.

    En mi caso, como a cualquier humano, la muerte «me impone». Pero vivo con una tranquilidad y paz enormes, propias de una fe que procuro cada día sea más grande, a pesar de mis muchas limitaciones. Además, la fe siempre presenta claroscuros, grises…de otro modo no sería fe. Es una apuesta.

    En mi caso la convicción es íntima y profunda. Convicción que ha pasado por las normales pruebas en las que uno pone todo (y digo todo) bajo sospecha, lo pasa por el tamiz de la duda, lo ve del derecho y del revés…..Convicción de que Dios existe, de que es Padre, de que vino a la tierra y se hizo hombre y le llamaban (y le llamamos) Jesucristo; Convicción de que hay vida después de la muerte.

    Precisamente por lo anterior me parecía, aparte de flojo y endeble, muy falaz el anuncio del llamado bus ateo. Con Dios disfruto de la vida mucho más intensamente, ayudar a los demás tiene un sentido trascendente que supera lo imaginable, ver a Cristo en mi vecino y en los más necesitados…En esto me han ayudado especialmente las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta. En fin, que mi concepción de la muerte es la del encuentro con el Amado, con el Amor, con el que me creó y me concibió como ser único e irrepetible. Y es que dicen que Dios solo sabe contar hasta uno.

    Dicen que la fe la da Dios a todo aquel que la pide. Y, al mismo tiempo, que a Dios se puede llegar, también, con la razón. Mucho ánimo en tu viaje, caso que te animes a recorrerlo.

  • Maria dice:

    Acabo de leer este texto y me ha hecho mucha gracia Marta, porque yo por un tiempo también estuve muy obsesionada con el tema. Alguien me dijo que si fuera la negrura absoluta, tú no lo sentirás porque no estarás ahí! Tú piensas en la muerte como que tú estás ahí como un SER que es consciente de que ha muerto, pero no, no es así! Para qué agobiarse si ya no existes ni para ser consciente de que has muerto! Por otro lado, si eres creyente como yo y como muchos otros, te tiene que tranquilizar saber que a donde vas no hay miedos, ni preocupaciones ni nada parecido. Sólo hay PAZ. Eso a mi me tranquiliza mucho pensarlo! Me ha parecido precioso el texto de Jorge. Besito wapi

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